DISCÍPULOS MISIONEROS EN COMUNIÓN CON CRISTO. Primera Comunión. Tema #17.

 TEMA #17. SACRIFICIO PASCUAL


Llegaremos a la meta:


A medida que desarrollemos este encuentro, iremos comprendiendo tres cosas: 1) Por qué la Eucaristía es el Sacrificio Pascual; 2) Cómo vivirla en la vida diaria; 3) Cómo participar en la Eucaristía. 

Cantemos al Señor: 

Hablemos con Dios:

"Señor Jesús, gracias por entregarte a la muerte por nosotros, por enseñarnos a amar, a comprender y a vivir como discípulos misioneros tuyos y hermanos entre nosotros. Ayúdanos a liberarnos del egoísmo, del pecado, y de todo lo que nos aleja de ti. Haz que volvamos al amor del Padre y podamos experimentar en nuestra vida el gozo de tu Resurrección. Amén. 


1. ABRAMOS LOS OJOS:


Desde hoy vas a dar vida. 
Vas a buscar una matera pequeña, la vas a llenar de tierra y en ella vas a sembrar una semilla (de lo que quieras) y desde ya comenzarás a cuidarla día a día. la regarás, la podarás hasta que esa semilla dé fruto abundante. 
Procura en esta actividad hacer partícipes también a tus familiares. 


2. ESCUCHEMOS A DIOS:


Busca en tu Biblia el EVANGELIO DE SAN JUAN 12, 23-27. Léelo muy detenidamente y luego responde: 
  • ¿Qué hora le ha llegado a Jesús?
  • ¿Qué comparación hace Jesús al hablar de su muerte?
  • ¿Qué dice Jesús a los que aman la vida en este mundo?
  • ¿Qué debe hacer el que desea seguir a Jesús?
  • ¿Qué quisiera pedir Jesús a su Padre?
Complementa lo anterior con esta magnífica actividad:

3. GUARDEMOS EN EL CORAZÓN:


Jesús celebra la Última Cena porque sabe que "ha llegado la hora" y cumpliendo con el mandato recibido de su Padre, se entrega libremente a la muerte en Cruz. Porque era necesario que el Hijo predilecto muriera, se sacrificara, para que todos los hijos e hijas pudieran gozar nuevamente del amor del Padre.

Sacrificio en general. Por sacrificio se entiende

a) el ofrecimiento a Dios.
b) de una cosa sensible que se destruye o inmola,
c) hecha por el ministro legítimo,
d) en reconocimiento del supremo dominio de Dios sobre las criaturas. 

El sacrificio es el acto principal de la religión. Desde los tiempos antiguos el ser humano ha sentido la necesidad de rendir homenajes a Dios, y le manifiesta esta convicción sacrificando en su honor algunas criaturas: las mejores y las más apropiadas. 

El sacrificio exige la destrucción o inmolación de la víctima, pues sólo así se testifica el dominio de Dios sobre lo creado: de aquello que se destruye no queda nada; el hombre se priva de un bien que ofrece del todo para el honor de Dios. 

Adán y sus hijos sacrificaban las primicias del campo y del rebaño para honrar a Dios. Noé al salir del arca, sacrificó animales para agradar a Dios. David hizo un sacrificio cuando se privó del agua que sus soldados le ofrecían, y la echó al suelo en honor de Dios. La inmolación del cordero pascual sirvió para liberar de la muerte a los israelitas. Los judíos, en fin, ofrecían continuamente oblaciones y holocaustos en el Templo de Jerusalén. 

Todos estos sacrificios, llamados Sacrificios de la ANTIGUA LEY, anunciaban y prefiguraban el verdadero y perfecto sacrificio, el Sacrificio de la NUEVA LEY realizado por Jesucristo con su Muerte en la Cruz. 

El Sacrificio es una ofrenda o un don que se da para agradar a alguien, especialmente e Dios; quien ofrece un sacrificio generalmente es alguien que lo hace por inmenso amor. Por eso, es importante entender el sacrificio que Cristo ofreció en la Cruz, porque éste resume lo que fue toda su vida. Jesús vivió para amar y hacer comprender que todos somos hijos de Dios y que debemos vivir como hermanos, construyendo el Reino de Dios viviendo en comunidad. 

Sacrificio de Jesús

Pero, como el mensaje y el estilo de vida de Jesús no agradaron a muchos, decidieron condenarlo a muerte. Jesús acepta morir en la Cruz porque quería demostrarnos cuánto nos ama, porque quería enseñarnos a ser obedientes, a amar, a liberarnos del egoísmo y el pecado, para volvernos al amor del Padre y de los hermanos. Él nos enseña que "nadie tiene amor más grande que el que da la vida por los hermanos". Jesús entrega su vida para que nosotros tengamos vida por Él. "Es necesario que el grano de trigo muera para que dé mucho fruto". Sólo muriendo Jesús podía resucitar y permanecer vivo para siempre entre nosotros. 

Este aspecto de caridad universal del Sacramento Eucarístico se funda en las palabras mismas del Salvador. Al instituirlo no se limitó a decir: "este es mi Cuerpo... esta Copa es la Nueva Alianza en mi Sangre", sino que añadió: "entregado por ustedes... derramada por ustedes". No afirmó solamente que lo que les daba de comer y beber era su Cuerpo y su Sangre, sino que manifestó su valor sacrificial, haciendo presente de modo sacramental su sacrificio, que cumplirá después en la Cruz, algunas horas más tarde, para la salvación de todos. "La Misa es a la vez e inseparablemente, el memorial sacrificial en que se perpetúa el sacrificio de la Cruz, y el banquete sagrado de la comunión en el Cuerpo y la Sangre del Señor". 

Esta entrega generosa de Jesús de morir y resucitar para tener vida eterna es lo que llamamos SACRIFICIO PASCUAL, sacrificio porque se dona al Padre con su Muerte, y pascual porque nos ayuda a dar el paso de la muerte a la vida, es decir, del pecado a la salvación. 

Eucaristía como Sacrificio de Cristo

La Eucaristía es Sacramento en cuanto Cristo se nos da en ella como manjar del alma, y es sacrificio en cuanto que en ella Cristo se ofrece a Dios como oblación. El Sacramento tiene por finalidad primera la Santificación del hombre; el sacrificio tiene por finalidad primera la glorificación de Dios. 

Santo Tomás enseña que el Sacramento de la Eucaristía se realiza en la consagración, en la que se ofrece el sacrificio a Dios. Así indica que el sacrificio y el sacramento son una misma realidad, aunque podemos considerarlos por separado en cuanto que la razón del sacrificio está en que lo realizado tiene a Dios como destinatario, mientras que la razón de sacramento contempla al hombre, a quien se da Cristo como alimento. 

La Eucaristía como Sacramento, es una realidad permanente, como el sacrificio es una realidad transitoria. Se entiende como Sacramento la Hostia ya consagrada en la Comunión, en la reserva del Sagrario, en la Exposición del Santísimo... Se entiende como Sacrificio en la Santa Misa, esto es, cuando se lleva a cabo la Consagración. 

La Eucaristía es también el Sacrificio de la Iglesia

La Iglesia que es el Cuerpo de Cristo, participa de la Ofrenda de su Cabeza. Con Él, Ella se ofrece totalmente; se une a su intercesión ante el Padre por todos la humanidad. En la Eucaristía, el Sacrificio de Cristo es también el sacrificio de los miembros de su cuerpo. 

La vida de los fieles, su alabanza, su sufrimiento, su oración y su trabajo, se unen a los de Cristo y a su total ofrenda, y adquieren así un valor nuevo. El Sacrificio de Cristo presente sobre el Altar da a todas las generaciones la posibilidad de unirse a su ofrenda. La Iglesia vive continuamente del sacrificio redentor, y accede a Él no solo a través de un recuerdo lleno de fe, sino también en un contacto actual, puesto que este sacrificio se hace presente, perpetuándose sacramentalmente en cada comunidad que lo ofrece por manos del ministro consagrado.

De este modo, la Eucaristía aplica a los hombres de hoy la reconciliación obtenida por Cristo una vez por todas para la humanidad de todos los tiempos. En efecto, el Sacrificio de Cristo y el Sacrificio de la Eucaristía, son pues un Único Sacrificio.

¿Cuándo celebramos este acontecimiento?

El acontecimiento de la vida de Jesús, la Iglesia lo celebra cada año en la semana santa, pero también cada semana, cada día, cada vez que se celebra la Eucaristía. La Eucaristía es la celebración del sacrificio pascual; allí, Cristo es quien se ofrece nuevamente como víctima para ser sacrificado por el pecado de todas las personas y de todos los pueblos. No es que Cristo tenga que morir todos los días; ÉL YA MURIÓ UNA VEZ Y PARA SIEMPRE; la Eucaristía recuerda este acontecimiento y lo actualiza, lo hace presente para que todos los que creemos en Jesús y lo seguimos como discípulos alcancemos la salvación. 

Cuando celebramos la Santa Misa y participamos plenamente en ella, estamos aceptando que Jesús murió y resucitó por cada uno de nosotros y que su mayor deseo es que vivamos una vida nueva con Él, que seamos plenamente felices. Nosotros que nos preparamos para celebrar este sacramento, debemos experimentar el gran amor que Dios nos tiene y la invitación que constantemente nos hace de participar con alegría en este sacrificio pascual que nos acerca más a Él y a los hermanos. 

terminemos esta parte con este vídeo:

4. VIVAMOS CON ALEGRÍA:


Te invitamos para que vayas a tu Parroquia y hables con el Padre.
Le vas a decir que te ayude a encontrar citas bíblicas que nos hablen de la Eucaristía. 
Las vas a anotar y vas a hacer un pequeño resumen de lo que ellas quiere decir. 
Le vas a preguntar al Padre: ¿Qué siente al momento de Consagrar en la Misa? Y vas a anotar su respuesta. 


5. CELEBREMOS NUESTRA FE:


Te invitamos a que a través de este canto: EUCARISTÍA MILAGRO DE AMOR, realices tu oración, para que sigas comprendiendo lo que dentro de poco recibirás. 

6. NUESTRO PEQUEÑO TALLER:


Este domingo 6 de Junio celebramos la Solemnidad del Corpus Christi (el Cuerpo y la Sangre del Señor). Por eso te invitamos para que asistas a las 11am a la Basílica y participes de esta procesión con el Señor Eucaristía. 
Así podrás seguir creciendo en el amor a este Sacramento que vas a recibir. 

Bendecida semana para todos. 

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