Tema # 23 Nos Volvemos a encontrar
Hoy nos proponemos:
Mirar brevemente el camino recorrido hasta aquí y hacia dónde queremos caminar ahora
Trabajemos un rato:
Organiza cuatro grupos de trabajo donde cada uno de ellos reflexiona de forma creativa los numerales del Catecismo. Después de leer el numeral, meditarlo, escribe una historia que de solución, respuesta o represente lo planteado.
Catecismo de la Iglesia Católica
# 761: La reunión del pueblo de Dios comienza en el instante en que el pecado destruye la comunión de los hombres con Dios y la de los hombres entre sí. La reunión de la Iglesia es por así decirlo la reacción de Dios al caos provocado por el pecado. Esta reunificación se realiza secretamente en el seno de todos los pueblos: "En cualquier nación el que le teme [a Dios] y practica la justicia le es grato" (Hch 10, 35; cf LG 9; 13; 16)
#762: La preparación lejana de la reunión del pueblo de Dios comienza con la vocación de Abraham, a quien Dios promete que llegará a ser padre de un gran pueblo (cf Gn 12, 2; 15, 5-6). La preparación inmediata comienza con la elección de Israel como pueblo de Dios (cf Ex 19, 5-6; Dt 7, 6). Por su elección, Israel debe ser el signo de la reunión futura de todas las naciones (cf Is 2, 2-5; Mi 4, 1-4). Pero ya los profetas acusan a Israel de haber roto la alianza y haberse comportado como una prostituta (cf Os 1; Is 1, 2-4; Jr 2; etc.). Anuncian, pues, una Alianza nueva y eterna (cf. Jr 31, 31-34; Is 55, 3). "Jesús instituyó esta nueva alianza" (LG 9).
#781: "En todo tiempo y lugar ha sido grato a Dios el que le teme y practica la justicia. Sin embargo, quiso santificar y salvar a los hombres no individualmente y aislados, sin conexión entre sí, sino hacer de ellos un pueblo para que le conociera de verdad y le sirviera con una vida santa. Eligió, pues, a Israel para pueblo suyo, hizo una alianza con él y lo fue educando poco a poco. Le fue revelando su persona y su plan a lo largo de su historia y lo fue santificando. Todo esto, sin embargo, sucedió como preparación y figura de su alianza nueva y perfecta que iba a realizar en Cristo [...], es decir, el Nuevo Testamento en su sangre, convocando a las gentes de entre los judíos y los gentiles para que se unieran, no según la carne, sino en el Espíritu" (LG 9).
#887: Las Iglesias particulares vecinas y de cultura homogénea forman provincias eclesiásticas o conjuntos más vastos llamados patriarcados o regiones (cf. Canon de los Apóstoles 34). Los obispos de estos territorios pueden reunirse en sínodos o concilios provinciales. "De igual manera, hoy día, las Conferencias Episcopales pueden prestar una ayuda múltiple y fecunda para que el afecto colegial se traduzca concretamente en la práctica" (LG 23)
Canto: Dios está aquí (u otro apropiado)
1. Miramos nuestra vida:
Todos nacemos en un sitio, una población, un país, al cual nos enorgullecer pertenecer. Este sentimiento se manifiesta más en las fiestas que llamamos "patrias", como, por ejemplo, veinte de julio siete de agosto, fin de año; comparte tu experiencia.
- ¿Qué fiestas eclesiales conocen?
- ¿Qué es lo central de la fiesta?
- ¿Cómo se desarrolla la fiesta?
2. Escuchemos la Palabra
Lee atentamente el evangelio de Lucas 1, 68-79 y respondo las siguientes preguntas en grupo
- ¿Por qué es bendito el Señor Dios de Israel?
- ¿Qué había prometido el Señor?
- ¿Por medio de quién anunció esta promesa?
- ¿Cómo cumplió el Señor esta promesa?
3. Guardemos en el corazón
- En los encuentros anteriores hemos conocido la Historia del Pueblo de Dios, al que Dios nos ha permitido pertenecer, la Historia de Nuestra Salvación en lo que corresponde al Antiguo Testamento, Dios manifiesta su amor creando el universo y en el Ser humano.
- Dios ha hecho al ser humano parecido a Él. Dios quiere la felicidad del ser humano invitándolo a vivir unido íntimamente a Él. El ser humano rechaza esta invitación queriendo ser él mismo su propio “dios” y abandona la felicidad ofrecida por Dios.
- Dios insiste, elige una persona (Abraham), para formar un PUEBLO, acompaña la historia de este PUEBLO a través de otras personas (Moisés, jueces, reyes — David -, y los Profetas), preparándolo para enviarle a su Hijo Amado, JESUCRISTO, quien realizará la Salvación definitiva muriendo y resucitando por nosotros.
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