CONSAGRADOS PARA SER TESTIGOS. Confirmación. Tema #14.
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TEMA #14. CONFIGURADOS CON CRISTO
Llegaremos a la meta:
Al llevar a cabo este encuentro, tú querido y querida joven podrás ir comprendiendo que: 1) la Confirmación renueva los compromisos adquiridos en el Bautismo; 2) Cada bautizado es hecho sacerdote, profeta y rey; 3) el servicio a la comunidad pastoral está ligado desde el bautismo y lo reafirmamos en la Confirmación.
Ven Espíritu Santo, llena nuestros corazones y enciende en nosotros el fuego de tu amor. Envíanos Señor tu Espíritu de servicio... Y las cosas serán creadas y renovarás la faz de la tierra. Oh Dios queremos entregarnos a ti con sincero corazón, comprometiéndonos a servir al prójimo. Concédenos que la luz de tu Espíritu nos guíe y nos dé las fuerzas necesarias para no desfallecer en este compromiso que adquirimos en nuestro bautismo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
1. EN SINTONÍA:
Con spaguetti y cinta construye una torre, lo más alta y lo más firme que puedas... Es algo sencillo pero verás que es algo que exige esfuerzo.
Mientras la haces, reflexiona en la importancia de configurar cada pieza para que todo sea no sólo armónico sino también estable... Así mismo es la vida del bautizado, siempre debe configurar más su vida con Cristo para que todo sea armónico y estable. Nota: Envía foto de esa construcción a tu catequista.
2. ESCUCHEMOS A DIOS:
Busca en tu Sagrada Escritura el EVANGELIO DE MARCOS 10,35-45.Léelo muy atentamente y luego reflexiona y responde:
¿Qué piden los hijos de Zebedeo a Jesús? ¿Por qué?
¿Qué responde Jesús?
¿A la respuesta de Jesús qué contestan Santiago y Juan?
El Evangelio de San Mateo, nos muestra que quien decide seguir a Jesús debe asumir el mismo Cáliz que Él bebió (la Cruz), ese camino representa la misión de Él en el mundo, el servicio. Los hijos de Zebedeo no sabían lo que estaban pidiendo, y sin embargo confiaban en el Maestro; Santiago y Juan al escuchar el cuestionamiento de Jesús asumen públicamente la misión de beber ese mismo Cáliz y Jesús les muestra cómo: "quien entre ustedes quiera ser grande, se haga servidor de los demás".
En la vida de Jesús se observa constantemente la tarea de la construcción del Reino acogida por los pobres, siempre unidos a Dios en la oración, permaneciendo fiel al mensaje; un ejemplo claro de este envío lo vemos en el Evangelio de San Juan, cuando Jesús decide lavarle los pies a sus discípulos, ofreciéndoles un testimonio de vocación al servicio del mundo y de la Iglesia. Nosotros como confirmados asumimos este mismo compromiso, y aunque un día fueron los padres los que pidieron este compromiso para sus hijos (Bautismo), hoy son los hijos los que asumen este compromiso (Confirmación): Este compromiso se da en tres dimensiones: Sacerdote, Profeta y Rey.
El bautizado es Sacerdote
"Cristo, sumo Sacerdote y único mediador, ha hecho de la Iglesia un reino de Sacerdotes para su Dios y Padre". Toda la comunidad de los creyentes (Iglesia) es como tal un pueblo sacerdotal. Por los Sacramentos del Bautismo y la Confirmación, los fieles son consagrados para ser un sacerdocio santo. Los fieles gozan de una dignidad sacerdotal. Pero hay que entender que este tipo de Sacerdocio común de los fieles es diferente la MINISTERIAL, siendo este previo y más importante: ya que nos hace partícipes del sacerdocio único de Cristo, tan importante en el sacerdocio de los fieles que el sacerdocio ministerial está a su servicio.
Pero ¿Cómo estamos llamado nosotros a cumplir con este sacerdocio común de los fieles? Atendiendo al llamado de dar testimonio de Cristo, expresándolo en la participación y vivencia de los sacramentos, haciendo que ejerzamos un culto espiritual.
Todo cristiano es sacerdote, y está llamado a hacer de su vida una continua alabanza al Padre; es el que bendice, el que alaba al Señor. Hace de su vida una oración cuando santifica todo lo que hace y cuando ayuda a otros cristianos a ser santos. Nos dice la Iglesia que todos los laicos tienen la misión, al participar del sacerdocio de Jesús, de consagrar el mundo. Cuando sus preocupaciones, inquietudes, dificultades, alegrías, necesidades y las del mundo son presentadas al dirigirse a Dios. Cuando su oración no se centra en sí mismo, sino en la oración universal. Cuando realiza sacrificios espirituales a Dios por sí mismo o por otros, lo dice San Pablo: "Os exhorto a que ofrezcáis vuestros cuerpos como una víctima viva, santa, agradable a Dios; tal será vuestro culto espiritual".
El fiel ejerce su sacerdocio también al ser un mediador, aquél que está ante Dios e intercede por el pueblo. Esto quiere decir que el sacerdote está ante Dios para pedir perdón, para implorar la paz y la gracia. Finalmente donde más plenamente los fieles ejercen su sacerdocio es en la Eucaristía. El sacerdote oficia el sacrificio y los fieles concurren a la ofrenda de la Eucaristía: ofrecen juntamente con el sacerdote a Cristo y se ofrecen juntamente con Cristo.
El bautizado es Profeta
Cristo Profeta cumple su misión hasta la plena manifestación de la Gloria no sólo a través de la jerarquía, sino por medio de los laicos.
Al ser consagrados como profetas en el bautismo, deben llevar la Palabra a los demás, proclamar las maravillas de Dios, a dar testimonio público de Jesucristo siendo promotores de la verdad, la paz, la justicia; oponiéndose a cualquier clase de injusticia que afecte a la dignidad del ser humano.
Es aquí donde se refleja la verdadera misión de la Iglesia, de su apostolado, la evangelización. Pero este anuncio no se da solamente de palabra, sino anunciamos con nuestra vida, cuando somos coherentes con nuestra condición de creyentes, viviendo la verdad, sin esconder ante los otros la fe que profesamos. Siguiendo el ejemplo de los Apóstoles quienes transmitieron lo que habían visto y oído, fueron permanentes en su anuncio hasta el martirio.
Esta misión es de todo el pueblo de Dios, de todos los que ya con Cristo son profetas, anunciadores del Evangelio en todos los ambientes y lugares, y denunciadores de todo aquello que se manifiesta contrario a nuestra fe. Pero para que esta misión se pueda realizar eficazmente, la Iglesia debe preparar en el conocimiento de la Revelación a los laicos.
El profeta es aquel que vive asumiendo una doble realidad, está inmerso en la sociedad actual teniendo como consecuencias conocer y entender cada una de las luchas y trabajos del pueblo. Un pueblo en medio del cual se es llamado a servir estando plenamente en la presencia de Dios, conociendo su voluntad y apropiándola a su realidad cotidiana. No se debe confundir al profeta con quien adivina el futuro, sino quien a partir de los acontecimientos ilumina la vida de quien los escucha con el Evangelio.
El bautizado es Rey (servidor)
En el Evangelio de San Mateo, Jesucristo deja claro su dimensión real, mostrándose como el Rey, siendo el primero pero no ha venido a ser servidor sino a servir y dar su vida. Los discípulos recibieron constantemente esta invitación, a imitar al Maestro en el servicio. Él les comunicó su poder y su realeza para que también ellos dispusieran de una libertad soberana y vencieran el reino del pecado.
En el Catecismo de la Iglesia Católica #786 encontramos: "El pueblo de Dios participa, por último, de la función regia de Cristo. Cristo ejerce su realeza atrayendo a sí a todos los hombres por su muerte y resurrección. Cristo Rey y Señor del universo, se hizo el servidor de todos, no habiendo venido a ser servido, sino a servir y dar la vida en rescate por muchos. Para el Cristiano, servir a Cristo es reinar, particularmente en los pobres y en los que sufren, donde descubre la imagen de su Fundador pobre y sufriente. El pueblo de Dios realiza su dignidad regia viviendo conforme a esta vocación de servir a Cristo".
Dice el Concilio Vaticano II que: "también por medio de los fieles laicos el Señor desea dilatar su Reino: reino de verdad y de vida, reino de santidad y de gracia, reino de justicia, de amor y de paz", es decir que invita a los fieles a participar del señorío al llevar el Reino de Jesús a los hombres. También invita a tomar parte de cualquier gobierno o institución: "el mundo se impregne del espíritu de Cristo y alcance su fin con mayor eficacia en la justicia, en la caridad y en la paz" (LG 36). Haciendo así que la realeza de Cristo llegue a través de los fieles laicos a todos los rincones del mundo y a todas las estructuras de la sociedad.
Con el Bautismo a los cristianos se nos ha dado la libertad de los hijos de Dios y esta libertad es la del servicio, constituyéndose reyes, sin sometimiento a nadie, arrancándonos de la esclavitud del pecado, haciéndonos libres para el bien. Servir a Dios en el prójimo es reinar.
Lamentablemente el hombre se niega esa libertad al hacer el mal, al caer en la esclavitud del pecado, por eso debe dominar todo aquello que lo aparta de Dios, siendo dueño de sí mismo y de las circunstancias que lo rodean. Esta libertad que Dios da al hombre se debe ver reflejada en el servicio.
Realice una carta a unos padres y padrinos que van a bautizar a su hijo en donde les manifiestes la importancia de la triple dimensión del Bautismo: Sacerdote, Profeta y Rey. Procura ser muy específico y bueno, que no sea una carta muy larga, sino esencial.
5. CELEBREMOS NUESTRA FE:
Como siempre te aconsejamos, busca un lugar solitario y silencioso en donde puedas verdaderamente hablar con el Señor. Busca el SALMO 86: "Encontré a David mi siervo"...
Ora con ese Salmo, léelo las veces que sean necesarias y encuentra en él el amor de Dios y a la vez lo que tú quieres decirle.
6. MANOS A LA OBRA:
Este domingo en la Basílica en la misa de 8:00am, habrán bautismos. Te invitamos a que vengas a esa misa y a que presencies esos bautismo. Mira lo que pasa allí, la gran manifestación del amor de Dios. Ojalá puedan venir todos como grupo con su catequista.
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