DISCÍPULOS MISIONEROS EN COMUNIÓN CON CRISTO. Primera Comunión. Tema #11

 TEMA 11. ES CRISTO QUIEN ME PERDONA


Llegaremos a la meta: 


Al terminar este encuentro, ustedes niños y niñas, deben comprender que: 1) Cristo es quien verdaderamente perdona en el Sacramento de la Reconciliación; 2) El Sacerdote perdona los pecado en nombre de Cristo por la gracia sacramental; 3) El sacerdote es un amigo en quien podemos confiar. 

Cantemos al Señor:


Hablemos con Dios:

Señor Jesús, Tú estás vivo entre nosotros. Tú nos reúnes como a tu discípulos para enseñarnos a amar y perdonar. Hoy te pedimos derrames sobre nosotros tu Espíritu Santo y nos ayudes a entender, que, cuando nos arrepentimos del mal que hemos hecho, eres Tú quien nos perdona a través del sacerdote. Llénanos de tu amor para que desde ya nos preparemos con humildad a recibir este sacramento del perdón. Amén. 


1. ABRAMOS LOS OJOS: 


Con alguno de tus familiares vas a realizar el siguiente ejercicio. Primero amarra a ese familiar de pies y manos, bien amarrado y luego le vas a pedir que haga ciertas actividades: subir y bajar escaleras, correr, agarrar algo que esté distante, en fin lo que se te ocurra. Luego lo sueltas y pides que ahora sea él quien te amarre a ti y que te pida hacer también algunas actividades. 

Después de eso entre los dos reflexionen: 

  • ¿Cómo se sintieron al estar amarrados y hacer esas actividades?
  • ¿Cómo pueden relacionar esa actividad con el pecado en la vida de cada ser humano?


2. ESCUCHEMOS A DIOS:


Busca en tu Biblia el EVANGELIO DE SAN JUAN 20,19-23. Léelo meditadamente y luego responde: 
  • ¿Dónde se encontraban los discípulos y qué día era?
  • ¿Qué sucedió ese día?
  • ¿Cómo los saludó Jesús y qué hizo?
  • Qué actitud tomaron los discípulos?
  • ¿Qué les dijo Jesús?
  • ¿Qué orden especial recibieron?
Complementa el Evangelio con este vídeo:



3. GUARDEMOS EN EL CORAZÓN:


Jesús se aparece ante sus discípulos para animarlos dándoles su Espíritu y el poder de conceder el perdón de los pecados a los hermanos débiles en su fe. Él continúa haciéndose hoy presente en medio de nosotros, a través del sacerdote para concedernos el perdón de nuestros pecados. Así como muchos pecadores se acercaron a Jesús para encontrar el perdón de sus pecados, nosotros continuamos acercándonos a sus ministros para encontrar en ellos, por el poder que Jesús les dio, el perdón y la misericordia divina. 

El perdón de Jesús es sincero

Jesús une perdón y milagros para demostrar la obra misericordiosa de su Padre. Es así que dice al paralítico: "Qué es más fácil decir, levántate y camina, o, tus pecados te quedan perdonados". Jesús leía el corazón de las personas y veía cómo su perdón caía en corazones arrepentidos y dispuestos al cambio. Por eso, el perdón de Jesús es radical, profundo, sincero; contrario al ser humano que perdona pero no olvida. 

Rico en misericordia

En Jesús, los pecadores encuentran un amigo comprensivo, acogedor, complaciente con el pecador, pero duro con el pecado. Esta es la imagen de la bondad del Padre; por eso, en cada una de sus actitudes, Jesús muestra al Padre que es un Dios rico en misericordia y perdón. Pero en la Cruz es donde realmente Jesús es imagen del Dios que perdona; desde allí se dirige al Padre diciéndole: "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen". No pide solo por los soldados que lo crucifican, sino por los pecadores de todos los tiempos. Es así como Jesús busca nuestro perdón con el precio de su sangre. 

Al morir Jesús en la Cruz, todos fuimos salvados, pero cada persona es libre de recibir o rechazar esta salvación. Por eso quien quiera recibirla debe llegar hasta las fuentes o instrumentos de salvación instituidos por Jesucristo y administradas por la Iglesia por mandato de Jesús. "Como el Padre me envió, también yo los envío a ustedes"; dicho esto sopló sobre ellos y dijo: "reciban el Espíritu Santo, a quienes perdonen los pecados, quedarán perdonados; a quienes se los retengan, les quedan retenidos". Así la primera fuente de salvación es el Bautismo, pero como todos volvemos a pecar, Jesús instituyó el Sacramento de la Reconciliación. 

En en nombre de Jesús

Si recordamos el texto que hemos reflexionado, vemos como Jesús transmite el poder de perdonar los pecados a los Apóstoles, quienes por sucesión apostólica lo han transmitido a los que por el Sacramento del Orden son constituidos presbíteros al servicio de la Iglesia. 

Cuando me acerco al Sacramento de la Penitencia y pido perdón por mis pecados, no es el Sacerdote quien me perdona, sino Cristo que está presente en él por la gracia sacramental. Cuando me confieso es Cristo quien sana mis heridas, quien me da la mano para levantarme, quien limpia mi ceguera, quien calma mi sed, y quine me devuelve la vida. Porque Él está presente en el ministro que tiene el mismo poder para perdonar los pecados en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. 

Cuando el Sacerdote celebra este Sacramento, ejerce el ministerio del Buen Pastor que busca la oveja perdida, del Padre que espera al hijo lo acoge a su regreso. Porque el sacerdote no es dueño, sino servidor del Perdón de Dios. Así, todo lo que el sacerdote escucha, lo guarda en su corazón sin comentarlo; es lo que se llama: "sigilo sacramental". Este paso de la reconciliación es muy importante, ya que sólo a través de él, Dios por la sangre de su Hijo Jesucristo, nos concede el perdón de los pecados y podemos abrirnos a su amor para vivir como verdaderos discípulos misioneros de su Hijo y en comunión con los hermanos. 

Complementa lo anterior con el siguiente vídeo:



4. VIVAMOS CON ALEGRÍA: 


Con el siguiente acróstico, vas a construir una frase en donde reflejes el amor de Dios y su misericordia al perdonar siempre los pecados:

D
I
O
S
S
I
E
M
P
R
E
N
O
S
P
E
R
D
O
N
A

Comparte esa frase con tu catequista. 


5. CELEBREMOS NUESTRA FE:


La oración de hoy la vas a dirigir por los sacerdotes. Le vas a dar gracias a Dios por comunicar su misericordia a través de los sacerdotes en el Sacramento de la Reconciliación. Procura que sea una oración sincera y generosa. 


6. NUESTRO PEQUEÑO TALLER: 


Vas a hacer una carta o un dibujo para uno de los sacerdotes de tu parroquia. Y cuando puedas y tengas la oportunidad con la compañía de un adulto de tu casa vas a ir y se la vas a entregar. 


Buena semana para todos. 

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