CONSAGRADOS PARA SER TESTIGOS. Confirmación. Tema #3.

 TEMA #3. CREEMOS EN TU PALABRA



Llegaremos a la meta:


Al finalizar este encuentro tú podrás comprender y analizar: que Dios nunca ha dejado de hablar a la humanidad; que la Palabra de Dios revela su gran amor y nos prepara a celebrar el sacramento de la Confirmación; que en la Escritura se encuentra la luz que guía la vida de todos los jóvenes. 


Cantemos al Señor:




Oremos al Señor:

"Ven Espíritu Santo, llena nuestros corazones y enciende en nosotros el fuego de tu amor. Envíanos Señor tu Espíritu de entendimiento... Y las cosas serán creadas y renovarás la faz de la tierra. Oh Dios que por tu Palabra creaste todas las cosas y haces que quien te escuche se llene de alegría y esperanza, concédenos que con la fuerza de tu Espíritu seamos testigos fieles de tu Palabra, capaces de predicarla a tiempo y a destiempo con paciencia y preocupados de enseñar. Amén. 


1. EN SINTONÍA:


Procura que la siguiente actividad la puedas realizar con tu familia. Vas a hacer varias tarjetas con preguntas acerca de la Biblia, como las quieras hacer (por ejemplo: ¿Cuántos libros tiene la Biblia? ¿En cuentas partes se divide? en fin, haz según el número de tus familiares. Teniéndolas boca abajo invitas a que cada uno vaya tomando una tarjeta y responda la pregunta. Quien acierte gana puntos, quien no acierte paga penitencia. 

El ideal es que analices qué tanto sabe tu familia acerca de la Palabra de Dios, y así mismo también tú vayas comprendiendo lo que tú sabes de ella. 


2. ESCUCHEMOS A DIOS:


Busca en tu Biblia la SEGUNDA CARTA A TIMOTEO 4, 1-5. Léelo atentamente y luego responde:
  • ¿Qué es lo que le ruega Pablo a Timoteo?
  • ¿Cómo le dice que debe predicar la Palabra?
  • ¿Por qué tanta insistencia de Pablo?
  • ¿Qué le aconseja a Timoteo?
  • de 1 a 10 ¿Cómo te calificas respecto a tu conocimiento de la Palabra? ¿Por qué?
Complementa lo anterior con el siguiente vídeo: 




3. PARA PROFUNDIZAR:

Para ser un testigo de Jesús


Para un testigo de Jesús la predicación de la Palabra debe ser una de sus principales preocupaciones. San Pablo a Timoteo le dice: "como a tiempo y a destiempo, aconsejando y rebatiendo, siempre listo a enseñar". Nosotros que nos preparamos para ser testigos de Jesús por el Sacramento de la Confirmación debemos conocer bien la Palabra de Dios para poderla comunicar. 

Una comunicación de amor

La Palabra de Dios que también llamamos Biblia por ser una colección de 73 libros, es una CARTA DE AMOR DE DIOS para toda la humanidad. En ella Dios se nos muestra como Padre, Creador y Protector de su pueblo en el Antiguo Testamento. 

Por muchos años en el AT Dios nos comunicó su amor hablándonos a través de personas como Abrahám, Moisés, Josué, los Jueces, los Reyes, los Profetas y los sabios. Te invitamos a que estudies un poco de cada uno de ellos. 

Por medio de ellos la comunicación con Dios fue más clara, pues a muchos de ellos Dios los iluminó con su Espíritu para que escribieran lo que Él quería decirnos, por eso a los escritos de la Biblia se les llama INSPIRADOS. 

Con toda esta inspiración Dios solo tenia como un propósito: revelarnos o comunicarnos lo que Él es (amor y fidelidad), para que nosotros creados a su imagen y semejanza fuéramos capaces de amar y ser fieles. Cuando no comprendimos este lenguaje Dios hace que su Palabra se haga carne y viva entre nosotros en Jesucristo su Hijo y Hermanos nuestro. Por eso, en el Nuevo Testamento encontramos todo el amor de Dios en su Hijo, en sus Palabras, Obras y Vida. 

Los Evangelios nos narran de manera sencilla todo lo que Jesús dijo, vivió e hizo y cómo formó un grupo de discípulos para que fueran sus testigos por el mundo predicando su Palabra. Ellos, fieles a Jesús y a su Padre y guiados por el Espíritu Santo predicaron a tiempo y a destiempo. 

De muchas maneras habló Dios

Esta comunicación entre Dios y el hombre se dio de manera que todos la entendamos, por eso en la Escritura se utilizan muchas formas de expresión que llamamos géneros literarios. Pro ejemplo, se escribió en forma de cuentos, poesía, himnos por aquellos que amaban lo romántico, describiendo paisajes, o narrando fábulas, leyendas o historias, todas con un sentido religioso, expresando su experiencia de fe en el amor de Dios. 

Otros utilizaron comparaciones, exhortaciones, arengas y exageraciones. Otros escribieron en clave, a través de signos, sueños, visiones. Otros de destacaron por escribir cartas y oraciones, pero todos escribieron bajo la inspiración del Espíritu Santo, por eso la Biblia solo contiene la verdad de lo que Dios ha querido comunicarnos. 

La sacramentalidad de la Palabra

Su Santidad Benedicto XVI nos habla en la Verbum Dei sobre la sacramentalidad de la Palabra en estos términos: "En el origen de la Sacramentalidad de la Palabra de Dios, está precisamente el misterio de la Encarnación; la realidad del Misterio revelado se nos ofrece en la Carne del Hijo. La Palabra de Dios se hace perceptible a la fe mediante el signo , como palabra y gesto humano. La fe pues reconoce el Verbo de Dios acogiendo los gestos y las palabras con las que Él mismo se nos presenta. El horizonte sacramental de la revelación, indica por tanto la modalidad histórico-salvífica con la cual el Verbo de Dios entra en el tiempo y en el espacio, convirtiéndose en interlocutor del hombre, que está llamado a acoger su don en la fe. 

De este modo la Sacramentalidad de la Palabra se puede entender en analogía con la presencia real de Cristo bajo las especies del Pan y del Vino consagrados. Al acercarnos al Altar a participar del banquete eucarístico, realmente comulgamos el Cuerpo y la Sangre de Cristo. La proclamación de la Palabra de Dios en la celebración comporta reconocer que es Cristo mismo quien está presente y se dirige a nosotros para ser recibido. Sobre la actitud que se ha de tener con respecto a la Eucaristía y la Palabra de Dios, dice San Jerónimo: nosotros leemos las Sagradas Escrituras. Yo pienso que el Evangelio es el Cuerpo de Cristo; yo pienso que las Sagradas Escrituras son su enseñanza. Y cuando Él dice quien no come mi Sangre ni bebe mi Sangre, aunque estas palabras puedan entenderse como referidas también al Misterio Eucarístico, sin embargo el cuerpo de Cristo y su Sangre es realmente la Palabra de la Escritura, es la enseñanza de Dios. 

Cuando acudimos al Misterio Eucarístico, si cae una partícula nos sentimos perdidos. Y cuando estamos escuchando la Palabra de Dios y se nos vierte en el oído la Palabra de Dios y la Carne y la Sangre de Cristo, mientras que nosotros estamos pensando en otra cosa, ¿Cuántos graves peligros corremos? Cristo, realmente presente en el Pan y en el Vino, está presente de modo análogo también en la Palabra proclamada en la Liturgia. Por tanto, profundizar en el sentido de la sacramentalidad de la Palabra de Dios, puede favorecer una comprensión más unitaria del misterio de la Revelación en obras y palabras íntimamente ligadas, favoreciendo la vida espiritual de los fieles y la acción pastoral de la Iglesia. (VD56). 

La Iglesia lee la Biblia

Los hombres de todos los tiempos siempre se han preocupado por leer y transmitir lo que Dios dice. Antes de la venida de Jesucristo, su pueblo, los judíos iban a escuelas a aprender a leer las Escrituras, tenían maestros y se preocupaban no sólo por leerla sino por practicarla. Jesús asistía a ellas con frecuencia. Después de Jesús, su nuevo pueblo, la Iglesia continúa leyéndola para descubrir en ella la mejor forma de agradar a Dios. 

Nosotros como Iglesia, que nos preparamos para confirmar nuestra fe debemos preocuparnos por conocer y transmitir la Palabra de Dios, asistiendo a los grupos de Lectura Santa, escuchando atentamente las lecturas en la Misa, dedicándole tiempo para leerla personalmente. 

Complementa lo visto con este vídeo:




4. ACTUEMOS:


Durante la semana vas a buscar en tu Biblia algunas citas bíblicas que creas que tu familia necesita leer para ser cada vez mejor y hacer siempre la voluntad de Dios.

Por ejemplo puedes buscar: Ap 3,20: "Mira que estoy a la puerta y llamo, si alguno oye mi voz y me abre, entraré y cenaremos juntos los dos". 

Y diariamente vas a regalarles en una tarjeta esa cita bíblica como motivación para ir cambiando. 


5. CELEBREMOS NUESTRA FE:


Toma tu Biblia en tus manos, y busca el salmo 119: Señor, cuánto amo tu ley...". 

Va en modo de oración a leer ese Salmo y a medida de que las orando, reflexiona sobre aquello que te falta para acercarte con más devoción y corazón a la Palabra de Dios. 


6. MANOS A LA OBRA:


Con tu familia, en un lugar visible de tu casa van a hacerle un altar a la Biblia, decórenlo bien, que sea cómodo, bonito, con el toque hogareño. Si ya lo tienen, renuévenlo, que se note que verdaderamente aman la Palabra y le dan en su casa el lugar que se merece. Nota: Envía foto de ese altar a tu catequista. 


Tengan todos una bendecida semana. 


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