TEMA #29. EL AMOR NOS VIENE DE DIOS
(Primer y Tercer Mandamientos)
A darle al Señor el puesto que se merece. Siempre, Dios debe ser el más importante en nuestra vida. Dentro de nuestra etapa de formación, debemos siempre acudir a Él no sólo en los momentos difíciles sino también en los momentos felices, para decirle en todo momento que lo amamos.
Busca y ten a la mano los siguientes elementos: un celular, dinero, ropa, gafas, comida, la Biblia, una foto de tus amigos, una foto de tus padres o familiares.
- ¿Por qué ese objeto es importante para muchos?
- ¿Podemos vivir sin el mandamiento principal que Dios ha dado?
- Clasifica cada uno de eso objetos en orden de importancia según lo sientas así.
- ¿Qué lugar ocupa Dios en mi vida?
Busca en tu Sagrada Escritura MATEO 22, 34-40. Léelo atentamente y luego reflexiona a la luz de las siguientes preguntas:
- ¿Qué le pregunta el fariseo a Jesús?
- ¿Cuál es el principal Mandamiento?
- ¿Qué opino yo personalmente de la respuesta de Jesús?
En el antiguo Israel el mandamiento fundamental del amor a Dios estaba incluido en la oración que se rezaba diariamente: «El Señor es nuestro Dios, el Señor es uno solo. Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.
Queden en tu corazón estos mandamientos que te doy hoy. Se los repetirás a tus hijos y les hablarás siempre de ellos, cuando estés en tu casa, cuando viajes, cuando te acuestes y cuando te levantes» (Dt 6, 4-7)
Este mandamiento no cambia en la enseñanza de Jesús, que lo define como «el mayor y el primer mandamiento», y le une íntimamente el del amor al prójimo (Ver Mt 22, 34-40). El amor constituye la esencia del «mandamiento» nuevo que enseñó Jesús. En efecto, el amor es el alma de todos los mandamientos, cuya observancia se convierte en la demostración evidente del amor a Dios: «En esto consiste el amor a Dios: en que guardemos sus mandamientos» (1 Jn 5, 3).
Como cristianos, estamos siempre llamados al amor. «Si alguno dice: “Amo a Dios”, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve. Y hemos recibido de él este mandamiento: quien ama a Dios, ame también a su hermano» (1 Jn 4, 20-21).
El amor al prójimo es un camino para encontrar a Dios. Cerrar los ojos ante el prójimo nos convierte en ciegos ante Dios. Dios es amor. Cuando amamos al prójimo, amamos a Dios. Nos hacemos semejantes a Él y lo hacemos visible en este mundo. “Ves la Trinidad si ves el amor” (S. Agustín).
Amar a la persona que no me agrada o que ni siquiera conozco solo es posible si tenemos un encuentro íntimo con Dios, que nos enseña a mirar a la otra persona no solo con mis ojos y sentimientos, sino desde la perspectiva de Jesucristo. Su amigo es mi amigo. Quien ama de verdad con el amor de Dios, amará también al hermano como Él lo ama. Aquí radica la gran novedad del cristianismo: no puede amar a Dios quien no ama a sus hermanos, creando con ellos una íntima y perseverante comunión de amor.
Como otro signo y manifestación del amor a Dios que estamos llamados a vivir, debemos dedicarle, de todos los días de trabajo y esfuerzo, uno a la semana.
El domingo mediante la celebración de la Eucaristía,
hacemos memoria de la pasión, muerte, y resurrección el primer día de aquella semana
de nuestro Señor Jesucristo. Acontecimiento de salvación que es la mayor prueba
de Amor de Dios por la humanidad. Y participamos de la gracia que la Pascua del
Señor nos concede. Los cristianos estamos llamados a vivir “según el domingo”. Es decir, “vivir
consientes de la liberación traída
por Cristo y desarrollar
la propia vida como ofrenda de sí mismos a Dios, para
que su victoria se manifieste plenamente a todos los hombres a través de
una conducta renovada íntimamente” (SC
72).
Te invitamos esta vez, a que seas tú mismo(a) quien busque un vídeo que haga referencia a lo que es el amor a Dios y al prójimo... Ojalá puedas compartir ese vídeo con tus compañeros y tu catequista.
4. OBRAS SON AMORES:
Queremos que te tomes un buen tiempo para que reflexiones lo siguiente: ¿Qué crees que es lo mejor que Dios ha hecho por ti? ¿Qué crees que es lo mejor que otros han hecho por ti?
Cuando reflexionas sobre eso, entenderás que así como tú muchas veces recibes, así mismo debes dar, y que tienes una deuda muy grande, esa deuda tanto con Dios como con los demás se llama AMOR.
- ¿Qué cosas ocupan un puesto importante en mi vida?
- ¿Qué lugar le doy a Dios en mi vida?
Vas a comprometerte con Dios a vivir una Eucaristía de manera presencial el próximo domingo. Vas a llamar al despacho o a acercarte y te vas a agendar. Sólo en la Eucaristía podemos comprender de manera extraordinaria el amor que Dios nos tiene.
Entre todos van a hacer una pirámide de valores, en donde resalten para ustedes como familia qué valores están en la cima y cuáles a la base. Así comprenderán lo que tienen por importante en sus vidas.
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