SOMOS FELICES EN LA IGLESIA DE JESÚS. Tema #28. Confirmación

 TEMA #28. ACUMULEMOS TESOROS EN EL CIELO 

(Séptimo y Décimo mandamiento)


¿A dónde queremos llegar?


A comprender que debo respetar los bienes ajenos, y que debo usar los míos para el bien de los demás. Sabemos que Dios ha creado el mundo para nuestro beneficio, pero Sabemos también que siempre debemos respetar los bienes que con trabajo y esfuerzo los demás han conseguido. 

Iniciemos el encuentro cantando alegremente: 






1. MIREMOS LA VIDA:


Vas a hacer un listado de las seis cosas más importantes que tienes: 

1. _____________________________
2. _____________________________
3. _____________________________
4. _____________________________
5. _____________________________
6. _____________________________

Con eso ahora responde las siguientes preguntas:

  • ¿Cómo he conseguido lo que tengo?
  • ¿Por qué necesitamos tener cosas?
  • ¿Es lícito envidiar o atentar contra los que otras personas tienen? ¿Por qué?

2. ESCUHEMOS AL SEÑOR: 


Busca en tu Sagrada Escritura LUCAS 12, 13-21. Léelo atentamente y luego responde:

  • ¿Qué le dijo a Jesús el hombre que se le acercó?
  • ¿Cuál fue la respuesta de Jesús?
  • ¿Qué dijo Jesús respecto a la codicia?

Reflexiona lo anterior con el siguiente vídeo:




3. DETENGÁMONOS: 


Los bienes de la tierra pertenecen a todos, pero hay quienes los acaparan para sí mismos y sus propios intereses. Dios al crear al hombre le ha encomendado administrar y gobernar toda la creación en beneficio de todos los seres humanos.

El no robarás se refiere, no sólo al que quita algo a otro, sino al que no comparte teniendo de sobra y en abundancia. Jesús nos expone claramente en el Evangelio que quien trabaja para Dios no atesora para sí mismo.

Si en el mundo los bienes se repartieran para que cada uno tuviera lo necesario para vivir, sobraría de todo, nadie pasaría necesidad.

La codicia hace estragos en el corazón del hombre. La codicia no sólo es de dinero, pues hay quien espera conseguir fama y poder para estar por encima de los demás y dominar e imponer sus ideas. El que no paga un salario justo, el que retiene lo que debe pagar a su tiempo, el que no cumple con los contratos y el que se gana el dinero sin trabajar, pecan contra el séptimo mandamiento. También los que falsifican dinero, los que hacen fraude al Estado o a una empresa, el despilfarro.

El cristiano debe tener como principio la justicia y la honradez, tener limpio el corazón de toda avaricia. El décimo mandamiento nos dice que no codiciemos lo que no tenemos. Cuando codiciamos algo tenemos que examinar el corazón y pensar si eso que queremos es tan importante. El ponerse a pensar es un acto de libertad que conlleva una decisión, nos hacemos responsables. Si al ponernos a pensar sobre nuestros deseos vemos que no valen la pena y que nos van a dañar, los dejamos.

Tenemos que estar con el corazón dispuesto, como la viuda pobre que, en las ofrendas para el templo, dio todo lo que tenía para vivir (Ver Lc 21,1-4). ¿Qué hacían los ricos? Daban mucho, pero era lo que les sobraba, y lo hacían para ser admirados y tenidos por buenos y generosos. Los ricos eran codiciosos, avaros de ganarse la buena fama y ser tenidos por generosos y buenos, por eso, su limosna no podía ser agradable a Dios.

Una hermana de la codicia es la envidia. La envidia hace sentir dolor y tristeza porque otro tiene lo que yo no tengo. No permite ver las cualidades y dones que uno mismo tiene y se está siempre deseando lo que no nos pertenece. Si nosotros descubrimos nuestros valores, cualidades y dones los pondremos a trabajar al servicio de los demás.

El mundo será mejor si dejamos de envidiar, de codiciar, de desear obtener a toda costa lo que tienen los otros. Las riñas, los asesinatos, las guerras, la destrucción de la naturaleza, el narcotráfico... se originan, casi siempre, por la avaricia, por el deseo de acaparar. Pidámosle a Jesús nos ayude a descubrir todo lo bueno que hay en cada uno de nosotros para poder compartir con los demás y sin desear los bienes ajenos.

Nuestra actitud debe ser primero la de trabajar honradamente por lo que necesitamos para vivir, y dar gracias a Dios por lo que el otro tiene y por lo que yo tengo. Él nos concede a cada uno según le parece de modo que “para los que aman a Dios todo les sirve para el bien” (Rm 8, 28).

Es deber de quienes poseen más, ayudar sobre todo a quienes no tienen lo necesario para poder sobrevivir. Existen muchas personas que requieren nuestra ayuda. Hay que ser generosos y solidarios. Eso fue lo que hizo Zaqueo al reconocer que había robado desde su función como publicano, pero arrepentido decide poner sus riquezas al servicio de los pobres (Ver Lc 19, 1-10).

Completa la reflexión con el siguiente vídeo:






4. OBRAS SON AMORES: 


La reflexión anterior nos debe llevar a cada uno de nosotros a comprometernos mejor con el mundo, con los demás, con nosotros mismos, con Dios. Sabemos que no es pecado tener bienes y posesiones, lo que sí está mal es que caigamos en la avaricia, la envidia y la mezquindad. por eso con las siguientes preguntas te invitamos a reflexionar y así sacar tu propio compromiso. 

  • ¿Soy agradecido con lo que tengo? ¿Pro qué?
  • ¿Vivo apegado a mis cosas? ¿Cómo?
  • ¿Respeto lo que otros tienen?
  • ¿Envidio las posesiones de los demás? ¿En qué me doy cuenta?
  • ¿Cómo puedo ayudar con mis cosas a aquellos que no tienen y necesitan?


5. CELEBREMOS CON ALEGRÍA:


Con la siguiente canción vas a hacer tu oración. Escúchala muy atento(a) y descubre el maravilloso mensaje que trae. Debemos agradecer por lo necesario en nuestra vida, debemos agradecer por la misma vida. 




6. CON TU FAMILIA:


Queremos que te sientes con tus padres y familiares, con quienes vivas, en cualquier momento durante la semana, y les des gracias: gracias por lo que te han dado, porque siempre están allí, porque trabajan por ti, por el hogar, en fin,,, siempre habrá un sin fin de cosas por las cuales agradecerles a esas personas. Que sea tu compromiso vivo esta semana. 



Bendecida semana. 


Comentarios